martes, 30 de septiembre de 2008

Gélido regreso

La ciudad es maravillosa, pero yo quedé enamorada de la playa. Yo, que siempre había jurado que no era lo mío, que "qué horror cuánta arena", que es imposible nadar, que el calor era apabullante.

Podría definir mi viaje como "Cuenta conmigo" -en la playa- región 4, con los/las protagonistas más creciditas nomás en edad, pero cuasi igual de babotas que Gordy Lachance, Teddy Duchap, Vern Tessio, y Chris Chambers (que era el papel de River Phoenix, yo optimista y gandallamente digo que por equivalencia es el perfil que me correspondería ¡ja!). Es que nos pasó de todo, reímos, lloramos, nos peleamos, desafiamos mil peligros.



(sobretodo porque River Phoenix -tan bello que era- y yo lloramos igualiiito)


No me acostumbro al clima que nos rodea estos días: frío, lluvioso, propicio al moqueamiento. Tengo un síndrome del jamaicón a la inversa: nostalgeo con las vacaciones, quiero ir a comer tacos de camarón, meter los pies en tibias y transparentes aguas, hacer como que nado con pececillos "Dori", tomar chela en el desayuno, la comida, y la cena, hacerme pendeja dizque "filosofando" mientras veo el preciosísimo mar del Caribe, andar caminando por un pueblito en bikini y que no me provoque vergüenza ni desconfianza alguna, tomar fotos hasta de bichitos, viajar en los taxis y platicar con los choferes que tenían acento yucateco y nos hablen de las "bombas" que se se les descomponen a sus autos (¡nos pasó 2 veces!), comer panuchos, cantar en las madrugadas (mientras voy de una ciudad a otra) rolas de José José, Lupita D'alessio, Roberto Carlos, otros cantantes setenteros cuyo nombre no recuerdo pero me sabía las canciones al dedillo, Los tigres del Norte, cantaba lo que trajera de soundtrack el taxista en turno, hice de nuestros recorridos en taxis un jolgorio-karaoke.

¡Quiero regresaaaaaaaaaaaaaaaaar!

Me dí cuenta que en la playa la vida es más sabrosa. Y que no soy alguien sólo de pueblitos y paisajes montañezcos.

En el Defe estoy helada, medio triste, medio alegre, a medias.

Los post-reseñas son harto largos y descriptivos. No sé si subir fotos de su servidora. De regreso, me topé en el werapod (mi ipod, pues) una rola de Dido, que pensé expresaba perfectamente mi sentir: Sand in my Shoes. Ya me dí cuenta que nomás me debería quedar a la mitad. A medias.

martes, 9 de septiembre de 2008

¿Qué será del D.F. sin la Defe?

A veces he pensado en cambiar mi nick por *defectuosa salitrosa*. Si algo va salir mal, no va a resultar ó se va romper, tuve que ver. A veces soy muy torpe y le echo la culpa a una nube maligna que debe rondar mi persona todos los días y a toda hora, lo que es peor, a veces de verdad siento que hay una confabulación de energías universales para amargar mi destino. A pesar de que me digan que hay más probabilidades de morir por viajar en el lomo de un burro que por tomar un avión, yo no lo sé a ciencia cierta. “¿Porqué habría de pasarte a ti?”, yo salgo siempre con la contra pregunta “¿y porqué no?”, bien positiva ésta chica.

Tengo miedo a volar en avión, nunca lo he hecho, y mañana, es decir al rato, estaré trepada en una de esas aves metálicas todas contaminadoras y escandalosas. Y tengo miedo, ¿qué tal si no tiene falange izquierda (chiste pa fans de friends)?...

La otra opción es que a veces puedo ser terriblemente egocéntrica y por eso creo que las calamidades externas son, fueron, serán por y para mí. Cómo el tráfico, y la ilusión de la fila de al lado avanza más rápido, la cajera lenta o torpe es la que me atiende, justo cuando salgo de la oficina empieza a llover, y justo el día que no llevo paraguas y justo cuando llevo los zapatitos beige de gamuza...

También he pensado que el miedo a volar pueda tener un orígen más arraigado en mi psique. No sé, tal vez sólo pase y ni cuenta me dé y tan feliz. Ó tal vez haga un “Marge Simpson” en el aeropuerto.

Voy a la playa, al paraíso donde vive (hasta la próxima semana) mi amiga Ariadna. Será una travesía especial, por que por primera vez después de diez años de amistad, mis cuatro amigas de la freseis y yo viajaremos juntas (ahora que lo pienso es como una forma de festejar), y por que será para despedirnos de Ariadna (a quien cariñosamente adjudicamos el sobrenombre *tontita*) que se marcha a España a estudiar la maestría. Ahorita ya lo digo muy contenta, pero la idea de despedir a mi amiga en aeropuertos cada dos años y saber de su vida por messenger no termina de satisfacerme...la otra es que no soy muy fan de la playa por culpa de mi piel, me pongo rojísima y nunca me pelo, entonces ando por el mundo como de colores: Rojo, rosa, morado, quemado, etc. También me choca planear cosas y hacer itinerarios, soy más de “ahorita se me antoja tal”, y ¿cómo puede uno reservar via web, con qué seguridad?, si no confío ni en las fotos de los menús de los restaurantes, mucho menos en las fotos de las habitaciones de hoteles. El año pasado fuí a Acapulco al hotel...chale no me acuerdo cual, pero era de esos que son cadena y hay mil ocho mil en el país, de 5 estrellas. En la habitación descubrimos cucarachas. Por eso soy más de la idea de ir, ver el hotel, y decidir en la marcha.

También le tengo miedo al mar (chale, qué pinche miedosa soy), no sé nadar. Alguien me dijo que tengo que aprender, no por que sea necesario, dado que mientras no me acerque al agua no corro peligro, sino para aprender a no querer imponer mis ideas y control sobre los asuntos de mi vida en los que no decido yo. Esa persona me dijo que era muy *mental* y que mi constante (y castrante) ir y venir de ideas no me dejan soltarme y dejarme llevar por la corriente...

Ayer por la tarde fui de compras y sufrí. ¿Quieren ver como enloquece una mujer y se instala en un mal humor cuando va de compras?, llévenla al área de trajes de baño. Qué suplicio más abominable. Pocas veces me he quejado de mi peso, soy delgada, no flaca, el haber practicado de niña/puberta un deporte de algo me sirvió, el ser vegetariana también, pero qué horror, qué fatal me siento en traje de baño, cosa que no sucede con ningún otro tipo de vestimenta. Los hombres la tiene taaan fácil con eso. Es que parece que todos los jodidos trajes de baño para mujeres estuvieran diseñados para que a la de a huevo tuvieran que verse *sexys*, vamos, hasta lo nauseabundos en colores y estampados parecen gritar “quiero verme sexy y que me voltees a ver”. Me compré los que pienso, creo, no me hacen ver mal ni llaman la atención, y dicen “yo vengo a disfrutar la paz de estas playas”, pasar desapercibida, pues. Chale, ¿porqué tantas mujeres tenemos esas inseguridades tan horribles con nuestro físico? (nota bloguera: tema para otro post).

Ni modo, pasaré el grito en plena playita, con sol, arena, mar, música lánguida y sensual...Ojalá y no se agarren mucho del chongo nuestros políticos con lo del grito. Es una tradición Porfirista (que se lleve a cabo el día 15 en la noche), no sé qué tanta pelea con eso si la historia oficial de la Sep ha satanizado tanto-tanto a Díaz (era un cabrón, pero ¡qué cabrón!), ya, regrésenla al 16, o que uno grite el 15 y otro el 16 y tan tan. ¿Se han fijado que cada presidente da el grito según cómo está su sexenio?. De de la Madrid no puedo opinar porque apenas lo recuerdo, Salinas de Gortari con más enjundia que lo que su delicada y esmirriada voz nos hicieran suponer, es que estuvo actuando todo el tiempo el muy culero; Ernesto Zedillo lo hacía fatal, hasta nervioso, sin ganas, muy “X”; Vicente Fox...tan grandote y tan chillón, se le salían los gallos, ¿no que mucho vozarrón?, y con la Marth'ita ahí, tan cerquita, casi calléndose del balcón; y...y... ah sí, Felipe Calderón...este...ejem...¿ha dado algún grito?...

Vuelvo en un parpadeo...

domingo, 7 de septiembre de 2008

Mexicanos al grito de paz

El sábado 30 de agosto asistí a la marcha. Pero para qué, *si no sirve de nada, no vale la pena, no solucionará la situación de forma tajante, la provocó la muerte de un rico, sólo es de fresas, es una marcha panista... bla, bla, bla*.

Antes que nada yo no creo en ninguna de las razones anteriores. Hace cuatro años, me fue imposible asistir, y recuerdo que muchos argumentaron lo anterior, ésta vez quise comprobarlo con mis propios ojos.

No creo que sea una manipulación mediática con el fin de una cortina de humo para la reforma energética (después explicaré el porqué pienso esto). Ya desde hace DOS AÑOS no pasa un mes sin que me entere de asaltos, robos, secuestros, extorsiones teléfonicas, que han sufrido compañeros de trabajo, amigos, familiares, yo incluída. Tan sólo en el mes pasado se robaron a punta de pistola una camioneta de la casa de al lado (no era la casa de la mata-jacarandas, chale), supe de dos secuestros (uno express, por desgracia el otro sigue en curso). No, ninguna de las víctimas son millonarios ni empresarios ni políticos. Es por eso que la marcha tuvo tal concucurrencia, por que el caso Martí es la gota que derramó el pinche vaso del hartazgo. Y si sólo la muerte de un rico hace tal eco, considero que podría aprovecharse tal situación para atraer atención mediática o gubernamental. Sí, sería más auténtico si todo esto surgiera por la muerte de un Juan Hernández, pero no le pidamos peras al olmo.
Me pareció interesante que alguien llevara puesta tal camiseta

Me enteré de la movilización por el facebook y sin saber de quien era la iniciativa decidí asistir, por el simple hecho de que estoy hasta la madre. Después hubo otra convocatoria, los ánimos se aumentaron y se fijó una única fecha. Empecé a dudar cuando leí que una *célebre actriz* (a la que vería al finalizar la macha de mano de su achichincle y otros lacayos pronunciando sus muletilla favoritas: *manito* y *mijo*) suspendería una función de la obra de teatro que produce para asistir, escuché (es que existe la mala costumbre en casa de tener la tele prendida en las mañanas aún después de las noticias, como para que haya ruido, pues) a los conductores de asquerosos e insultantes programas matutinos apuntarse al evento e invitar a sus pobres espectadores...pero me dije *no está mal, finalmente entre más gente mejor, y es algo que afecta a TODOS*, no tendría porque molestarme en estar en el mismo lugar que ellos si exigimos lo mismo, si nos afecta igual.

Al día de hoy me resulta triste saber que muchos consideran una pendejada asistir a una marcha, que las califiquen con colores partidistas y que se mofen de los reclamos ahí expuestos. La mayoría de dichos detractores vivieron eso hace dos años cuando marcharon en las asambleas de AMLO. ¿No es irónico que ahora se burlen de esas manifestaciones?,
¿o será que sólo a los panistas los asaltan/secuestran?... la idea de que únicamente a un estrato social le pegara el hampa sería benéfica (mientras no nos tocara a nosotros estar en ésa posición) pero irreal. No hay ni para dónde hacerse.

Llegamos al metro Hidalgo a las seis en punto y ya desde ahí se veía Reforma lleno y Av. Juárez también. Caminamos a la Glorieta de Colón (tan albureable apellido, ¡caray!) y como amenazaba una probable llovizna decidimos incorporarnos a partir de ahí. Vi de todo. TODO. Gente bien fresa, estudiantes, viejitos, niños, familias, parejas, gente muy humilde, unos rastafaris, indígenas, güeyes con cara de jefes de oficina, gente triste, gente enojada, gente sonriente . Yo no podría categorizar la marcha en mayorías, vi a representantes de toda la jungla defeña, toda ella, y ya sé que lo estoy recalcando demasiado, caminando lado a lado, codo a codo (esto me recordó al recientemente fallecido Gilberto Rincón Gallardo...él usó un verso de Benedetti en uno de sus discursos durante su campaña presidencial del 2000: “y en la calle codo a codo, Somos mucho más que dos” ) . Vi enojo. Vi miradas de comprensión y entendimiento como son las miradas entre los que se saben enfermos de la misma dolencia. Conforme nos íbamos acercando a Eje Central, empezaban a escucharse tímidos aplausos y gritos de *México, México*. Se suponía que era una protesta silenciosa, pero encuentro difícil que un mexicano pueda llevar a cabo tal tarea, y más aún, cuando siente que tiene mucho que reclamar.
Yo concuerdo, que se vayan todos, toditos.
Yo iba cuasi como espectadora curiosa y empecé a contagiarme (se llama euforia colectiva, ya lo sé) con el enérgico enojo y descontento que me rodeaba, dejé de pensar en todos los contras de la marcha (lo que acoté al principio del post). Al llegar a Madero empecé a gritar y es más, a promover, el que creo debió ser, el *eslogan* de la movilización: “Si no pueden, que renuncien, renuncien, renuncien”. Fue catártico (quedé ronca).
Me emocioné con estas dos GRANDES ideas
Ya en el Zócalo los gritos y consignas se espaciaban, como quien carga baterías para el momento cumbre. Sin embargo, me tocó escuchar unos “Fuera Marcelo, fuera Marcelo” -¿no que no era partidista cabrones?-, afortunadamente eran pocos los que lo coreaban y sólo fue en un par de ocasiones (también hubo contra Calderón). Con todo y que este tipo no es de mi agrado (cómo ya ningún político lo es), está lejos de ser el único responsable de la inseguridad en la ciudad/país, se me hizo una estupidez fuera de lugar salir con grititos así. En mi opinión somos todos culpables. La clase política por carcomida, podrida, y corrupta. La sociedad civil por dejada y apática.
A este señor lo vi con el brazo en alto sosteniendo el S.O.S. desde Metro Hidalgo

Nunca había cantado el himno en el Zócalo. Nunca lo había escuchado con tantos ánimos y enjundia. Nunca lo había escuchado en tantas voces. Me inundó el sentimiento patriótico (quiero pensar que no patriotero), creía que tal fervor sólo lo provocaba la decepción -es decir- la selección nacional en el mundial de futbol, qué maravilla saber que no siempre es así, qué tristeza el motivo.
¿He dicho que no puedo usar mi cámara?, estúpidamente hace unos meses perdí el cargador de la batería en un taxi, el chiste cuesta 1000 pesos (¿por un cargador de batería?, estúpida sony), tomé muchas fotos, pero con las cámaras de mis amigos, éstas son algunas que me han mandado por mail. Aunque borrosa y mal enfocada, esta foto me recordará al Zócalo de ésa tarde.

Le faltó cabeza (líderes, pues,) a la marcha. Le faltó alguien que aterrizara de manera concreta el reclamo de la multitud. Y no me refiero a los que la convocaron (que según esto no son de ningún partido y bla bla, pero uno nunca sabe para quien trabajan), o algún artistilla televizco ó el propio Alejandro Martí. No sé quien hubiera sido idóneo para dicha tarea, sólo sé que eso fue lo que le faltó, no encuentro lógico venir a enterarme de las peticiones vía periódicos y medios electrónicos y no de viva voz en la mismísima protesta.

Vi carteles muy tristes, donde había reclamos añejos y retratos de ausentes. Un escalofrío recorre mi espalda, soy incapaz de percibirme como alguien que saldría adelante después de una tragedia similar.


Lentamente fuimos abandonando el Zócalo, para nuestra sorpresa, por todas las calles que desenbocaban a la plancha seguían llegando contingentes, dicho de otro modo, la plancha se vació y se volvió a llenar.

Es una pena que todo el cirquete que armaron nuestras amadísimas televisoras dejen en muchos un mal sabor de boca, desconfianza, y mofa. Cuando debería ser motivo de gozo el que algunos mexicanos logren salir de la apatía, que no sean acarreados, y que están dispuestos a seguir con otras medidas para obligar al Estado (cosa que idealmente no debería pasar) a hacer bien su principal tarea: garantizar la seguridad a sus habitantes mediante el cumplimiento de las leyes. En repetidas ocasiones he dicho que me parece injusto que se culpe a la pobreza de los delitos, cuando sólo es un factor. ¿Por qué hay ladrones, secuestradores, asesinos?. La respuesta la dejaron Ramón Mier:

“Pregunta:
¿Porqué se lame el pene un perro?

Respuesta:
Porque puede.

Algo parecido sucede con la delincuencia. El delincuente roba, asalta, extorsiona, secuestra y asesina porque puede. Porque sabe que lo más probable es que su crimen quede impune.”

y Chilangelina:

“La razón no es la falta de solidaridad social, la razón desde mi punto de vista es una sola: IMPUNIDAD.
Tienes razón, los que roban no lo hacen por hambre; lo hacen porque la persona a la que le roban no hace la denuncia (te apuesto lo que quieras a que tu amigo no la hizo); porque cuando la gente hace la denuncia difícilmente los detienen, y porque cuando los detienen, acaban saliendo libres (entre otras cosas, porque no hay otras denuncias con las cuales puedan sumar delitos y sentenciarlos). En México se castigan solo TRES DE CADA CIEN delitos.”


Ambos fueron comentarios del post en el que relaté los asaltos que sufrieron dos amigos míos, donde me enteré de más bajezas y ojeteces de la mafia. Donde empecé a dilucidar lo hartos que estamos todos por que no hay sanciones, por que no hay denuncias, por que no existe siquiera una probabilidad medianita de que les atraen, les castiguen ejemplarmente, mucho menos de que les readapten.

Ladrones hay, pero hace dos décadas no eran con la violencia de hace siete años a la actualidad, oír de un asesinato era inconcebible (exceptuando los *pasionales*). ¿Alguien recuerda la horrible anécdota del estudiante de 17 años asesinado por quitarle su celular?, ¿quién organizo una marcha por él?, nadie, ni tú ni yo. ¿Por qué? por falta de convicción y difusión, algo que el caso Martí sí tuvo, por tratarse del hijo de un empresario. Es muy injusto que sólo así se exija justicia, pero es un asunto en el que todos tenemos la culpa pues nadie organiza movimientos y protestas por esas víctimas anónimas, aquel al que le parezca ingenuo reclamar por secuestros, asaltos, violaciones asesinatos, quédese tranquilo en casa. No salga a las calles. Nunca.

Ojalá no sea de nuevo llamarada de petate...

viernes, 5 de septiembre de 2008

Y terminó agosto

Gracias al tiempo. Gracias.

Quiero pedir públicamente una gran disculpa a mi blog, lo tengo tan abandonado.

No es que esté harta de ti, pero ya sabes, a veces hay otras cosas que hacer, caímos un poco en la monotonía, no eres tú soy yo, blogsito mío. Te prometo ser más constante. y que esa chispa que tuvimos al comienzo renazca con nuevos bríos.

Además no tengo red en el trabajo, que era cuadno más posteaba y comentaba, cuando tenía más vida blogueril. y todo por una &%/&/ mudanza de piso. El piso *nuevo* no me gusta, es horrendo (bueno, no horrendo, pero el 7 era mejor que el 4). Todo cambio es chido, pero éste no sé que tanto lo vaya a ser. Odio el caos de las mudanzas, las cajas, el polvo. No sé hasta cuando tenga red.

Chiquito hermoso, no me odies, te estoy dando buenas razones de mi ausentismo, no es que no me importes.

Pronto querido mío, pronto.