Ese sutil e inesperado vaivén en la cabeza. Suelen producirlos gran numero de variables, algunas internas, otras de afuera, siempre perceptibles.
En los últimos días he experimentado algunos de ellos. Me he sentido mareada al subir las escaleras a mi cuarto sin escuchar la voz de mi escandalosa hermana diciendo: "¿ya
llegaste
monstruo?".
Cuando el jueves se fue la luz en mi casa, me levanté súbitamente del sofá y al caminar a
oscuras me enredé con con el
anchísimo pantalón de mi pijama y tropecé...el problema es que mi peso incidió sobre mis dedos del pie izquierdo, se pusieron
moradísimos y sin poder doblar las falanges. Tuve que usar zapatos de tacón alto a huevo (lo que no fue una completa desgracia, me encanta andar de tacones, eso me motivó a escribir el post
anterior).
La incertidumbre ante cierta
circunstancia de mi vida, de la que casi no hablo
aquí (o lo hago de forma críptica) y que, cada vez me provoca menos vaivenes mentales y emocionales, por lo tanto, está llegando a su nulidad. Adiós mareos por esa causal. Adiós.
El viernes
fui al pata negra. No lo vuelvo a hacer (por lo menos en un futuro cercano). Tomamos un par de cervezas y estábamos muy mal, era un mareo atípico. Generalmente al tomar, mi mareo es feliz y jocoso, el de ese día era patético y
angustiante. Comprobé que no sólo lo sentía yo, sino todos mis acompañantes, al salir de ahí, me
vi forzada a exigir alimentos en el
tizoncito más cercano. Al día siguiente algunos se quejaron de una cruda inesperada (de 4
chelas)...¿qué pasó?...¿por qué alterar unas simples cervezas?, ¿cuál es el punto?, ¿o tal vez sea que mis amigos y yo compartimos una rara y fugaz intolerancia a la cebada?...misterio total.
El sábado mi tío (con el que asusto a los taxistas cuenteros) nos invitó a mi abuela, mis padres y a mí a comer. Era un lugar muy
fufurufo, y me sentí mareada no más de leer el menú...y es que a veces peco de simple. Soy muy simple en cuanto a gustos culinarios, mi abuela misma me ha dicho que le encanta que la visite en el pueblo, porque con
frijoles, tortillas
directitas del
comal y chile (el condimento para la comida, mal pensados) me tiene feliz. Mi hambre es pura y simple, lo que me hace la cliente más odiada por los meseros, pues cuando me atienden tardo demasiado en decidir y los aturdo con preguntas: ¿esto qué tiene?, ¿y cuál es más rico?, ¿qué salsa pica más?, ¿me lo puede traer sin piña y sin aderezo de mango por favor (los sabores dulces me marean)? ¿lo pueden preparar sin tocino?...etc.
Ese mismo día más tarde, me dirigí de nuevo a la condesa, al cumpleaños de una amiga de mi amiga
Vania (el puro pretexto, me cae). Una de las primeras veces que salí a fumar, estaba platicando con mi
cuate Oswaldo cuando nuestra
interesantísima conversación acerca del sexo fue interrumpida por una mujer de edad avanzada y sonrisa picarona que nos dijo "¿puedo ser mala con ustedes?", pusimos cara de "¿disculpe?" mientras ella estaba sacando unas cartas, de inmediato la
ví a los ojos y le dije de forma amable “muchas gracias señora, pero dejamos nuestras carteras adentro, no más salimos a fumar”, El
Dudu (así le
decímos al
Oswaldo) le ofreció dos cigarros y ella los tomó agradecida. Parecía retirarse pero puso un semblante muy serio, de lástima y me dijo "¿Eres ciega?", "No en lo absoluto" le contesté..."Es que tu mirada es vacía y triste, como la de un ciego, me viste como sí estuvieras ciega", yo no podía entenderla, entonces le aclaré "tal vez sea por los
pupilentes que traigo puestos". "No niña, tu mirada es reflejo de tu corazón débil (o herido, o pequeño, o algo así)" y sus ojos se volvían cada vez más tristes mientras me veía...yo seguía con mi cara de "¿¿¿disculpe???" acompañada del
mareito correspondiente...justo en ese momento salieron otras dos de nuestras amigas, y la señora empezó a decirles
faramayadas parecidas (pero nunca acerca de estar ciegas o tener un
corazonzete,
entiéndase por
corazonzete: corazón- zoquete). Cuando por fin se retiró,
Dudu se burló un poco de mí y dijo que tal vez tenía razón. Tan bromista, idiota.
Personalmente no creo en esas cosas, pero ya van varias personas "psíquicas" (¡
ja!) que me dicen jaladas así y sólo me sacan de onda. En la universidad una
ñora que fue a vendernos billetes del mundo,
invaluables, de su
colección personal única en el universo,
díjome que mi nombre acarrea soledad y desamor (ora resulta que los gustos nominales de mi bisabuela regirán el curso de mi vida), Otra
fue hace tres años que acompañé una de mis primas a que le leyeran las cartas, y de paso me dije "pus a mi también, a ver si si cierto que me dicen mi
futurooo". Fatal. "Eres muy buena amiga, tienes un gran corazón (a esta le salió al revés), vas a ser exitosa en tu trabajo, pero...mmm...no veo ningún hombre nuevo en tu futuro". Vale madres.
Ah, lo que sí estuvo de
miedito fue que la "psíquica" me dijo que ese año iba a llegar un nuevo bebé a mi familia, hijo de una hermana, y que iba a ser niña. Aunque usted no lo crea, al día siguiente (si, al día siguiente) llamó mi hermana: "tengo que darles una noticia muy importante, empecé a tener mareos y
fuí al doctor y (chale, igual que la protagonista de todas las
chafinovelas ochenteras...¿qué no sabe cuando le baja y puede ella
solita ir por una prueba a la farmacia? pensé)" ..."estás embarazada" le dije sin la menor chispa de emoción..."¿cómo supiste?!!"..."de una vez te digo que va a ser niña". Nadie me creyó, hasta el sexto mes que pudieron verificarlo con claridad, por que la canija no se dejaba.
Ayer
regresaron los radiantes novios de su viaje (el término luna de miel me empalaga, y por lo tanto me marea) de bodas, y mi
madre les organizó una "pequeña" comida en casa. Preparó los platillos preferidos de su reina (mi hermana). Después de ver fotos, platicar y
tragotear,
fui con mi otra hermana y mi cuñado al globo por
pastelitos. Y de pronto ese maldito vaivén. Por breves instantes me sentí aliviada al
comprobar que todos lo sentían, pues era un temblor. ¿O sería un mareo de la tierra?, pobre, con tanta
fregadera que le pasa, ¿cómo no sentirse mareada y
confundida?
No me gusta marearme.