miércoles, 31 de diciembre de 2008

El último

Éste debería ser el post del recuento. No lo será. Recuerdo que el año pasado quería hacerlo, pero con un blog de tres meses resultaba un intento cómico, hoy con más de un año de existencia no me da la gana elaborarlo. Ya no quisiera releer o reencontrarme con lo que escribí hace unos meses. Ayer platicaba con una amiga y llegábamos a la triste conclusión de que no había mucho que festejarle a este agonizante año. Ya no creo estarme volviendo mejor o aprendiendo más cosas, al contrario, 2008 fue el año de la amarguez extrema y la pérdida de . La gente siempre quiere animarte con un "es que por algo pasan las cosas, para aprender de ellas", yo sólo estoy aprendiendo a ser más desconfiada y cínica.

Yo nunca he celebrado con mucho clamor el año nuevo, me parecía intrascendente, es un día normal, es más, el cambio de año podría ser al término de cualquier mes. Hoy quiero darle ése significado del que todo mundo habla. No será de forma mágica que todo cambie y se renueve, ni me planteo propósitos que puedan llevarme a una apatía o desilusión al no llevarlos a cabo. Simplemente dejar de preocuparme/enojarme tanto por que las cosas no son como yo las deseo.

He logrado estar de mejor humor, me siento más tranquila. Y justo en éste oasis anímico es cuando quiero proclamar un "todo está olvidado". Mañana cuando despierte será, además de un nuevo día, un nuevo año, y habrá quedado atrás todo lo que pasó en 2008, y si ya no hablo de ello, y si ya no lo recuerdo, y si ya no lo menciono, terminará muerto en el pasado(ó eso quiero pensar).

No sé si el próximo año cambie de trabajo, o de casa, o me compre un auto, o salga más de viaje, o crea que necesite de todas esas cosas para sentirme tranquila, tal vez nada de eso pase y no será necesariamente negativo. Pero definitivamente no quiero estar en el mismo lugar, lo que sea que eso signifique.

Gracias a todos por sus comentarios, me sirven de mucho. Ya sé que está choteado, y qué cursilada, y qué original, y bla, bla, pero, deseo profundamente que todos tengamos en nuestras vidas esos ratitos y ratotes de alegrías, optimismo, belleza, suspiros, éxtasis, frenesí, que hacen de esta rutina insufrible con intermitentes sorpresas nefastas del mal, algo más llevadero y disfrutable, la vida, pues. Que haya más cosas bonitas en sus vidas el próximo año.


Una disculpa por andar de grosera y no comentar, pero...si no siento\sentía que tuviera mucho que darme a mí misma, menos podía hacerlo con otros, leo sus blogs pero no comento porque por el momento no me *sale*.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Mismitud decembrina

La navidad ya no nos encanta porque ya no somos niños, ya no somos ridículamente felices con luces de bengalas, juguetes y piñatas. Conforme pasan los años y esa alegría no depende de los padres o las posadas, la cosa se pone más difícil, nuestra alegría depende de nosotros mismos.

Yo sigo mesmamente igual. Espero que mi prima nunca encuentre la liga de éste blog, pero si lo hace, ni modo, mejor que se entere. De verdad, estoy hasta el copete de escuchar tus problemas amorosos, de recibir mensajes diario, de atender llamadas de mínimo media hora, no puedo más. Si salgo contigo y te escucho es por que me precupas y te quiero, pero tus rodeos y analisis me tienen cansada, no sé qué más decirte o aconsejarte, lo que es peor, tu depresión me está deprimiendo más, porque tú no te tomas la molestia de preguntarme cómo estoy, y sí sale el tema lo evitas y de inmediato *switcheas* a lo tuyo...(esto es un poco una nota aclaratoria a éste post, hubo gente que se puso el saco). Además, quieres hacerme ver que tu tristeza es más profunda y terrible que cualquier otra, que tus razones son más trágicas...La plática del lunes me ha dejado muy mal, siento que no necesito escucharte echándote porras tan extravagantes y fantásticas, no era el mejor momento para oirte hablar de romances europeos con un tipo con quien platicas en el messenger, y otro número de coqueteos insensatos que mantienes, sólo quieres elevarte el ego a costa de los zopencos que te perrean y de tu atarantada prima sin conectes en europa o habilidad para el ligue.

Mis vacaciones transcurren como lo supuse. Me acuesto muy tarde, duermo demasiado, me levanto pasado el mediodía, ando en pijama casi todo el tiempo, tengo frío todo el día, no deseo salir, no tengo muchas ganas de comer, mi vida es un desastre. Odio lo auto compasión y la compasión ajena, así han sido mis días y no veo nada de lástima en ellos, es un proceso natural de recuperación, o así lo quiero ver ahora. Había dicho que quería estar sola y mandar al carajo a mis amigos, pero no puedo, me he sentido miserable sola. No es lo mismo sentirse solo que desolado y yo siento lo segundo. Años atrás me salía sola, iba la cine sola, a caminar por los rumbos del centro histórico o a coyoacán e iba sola. Me gustaba quedarme en un café a leer un libro, o en un parque, llegaba a las fiestas sola, así me sentía cómoda, hasta ahora. Me frustra mucho querer estar con alguien todo el tiempo, es como si no soportara estar conmigo misma. Intento ser egoísta y darme este tiempo sólo para mí, pero me está siendo muy difícil, creo que sí necesito a mis amigos como distractores.

Salí en la pastorela, por ejemplo. Lo triste del asunto es que pensé que podría devolverme ese entusiasmo navideño adolescente (sí lo hizo, pero en un porcentaje mediocre), sin embargo me dí cuenta que por un breve -muy breve- instante, tuve un sentimiento que experimenté diez años atrás exactamente, una imagen idéntica al pasado, la misma situación, los mismos personajes, y yo no quiero, bajo ninguna circunstancia, retroceder en mis pasos y decisiones.

El papá de un amigo mío murió el mismo día de la función. Yo no lo conocía. Pero por alguna extraña-o no tan extraña- razón lloré un poco en la funeraria. No sé si: a) por el dolor de mi amigo-empatía-, b)esa especie de reflexión acerca de la fragilidad de la vida que creo que todos tenemos cuando vamos a un funeral, c) porqué pensé que estamos entrando a la edad en que no es tan asombrosa la muerte de un padre, d)porque quería llorar y es el único lugar en el que nadie te va a cuestionar por ello. Bueno, sí sé, todas las anteriores.

Parte de mi crisis es producto de ser la única en casa. Ser el último hijo en el nido pareciera un castigo. Y quiero independizarme (que ya lo soy), pero por otro lado actúo de forma culposa y no quiero *abandonar* a mis padres, pero sus peleas, achaques y depresiones me traen más loca. Tanto así que la navidad ni siquiera la pasé con ellos. Mis dos hermanas se fueron con la familia política y sólo íbamos a estar los tres en casa, mi madre no tomó muy bien el asunto, comenzó a deprimirse (que siempre lo hace en navidad) y cuando mi madre se entristece, se enoja. Sé que estuvo mal no quedarme con mis padres y que parece la revancha de un chiquilla rencorosa, pero no la necesidad de pasar una noche peor que la del año pasado, consolando a mi mamá, aguantándome su mal humor y durmiendo en medio de sollozos a la 1 am, solamente porque soy la más chica y la soltera. El plan no era dejarlos, en realidad sólo quise salirme un rato durante el día, le llamé a un amigo e hice lo que necesitaba desde hace algún tiempo (no, eso no, mentes mal pensadas): me desahogué. Justamente en el mismo parque en el que jugaba de niña, le conté a mi amigo de mis peleas caseras y mi tristeza inconcebible. Una linda fotografía: un parque semivacío, una neurótica en lágrimas, un amigo ecuánime, la tarde del 24 de diciembre.

Después opté por ser un ente rescatado y propenso a ser receptáculo de compasión, mi mejor amiga me invitó a cenar con su familia. La cosa fue rara, jamás había estado sin mi familia en esa fecha...los extrañé un poco, pero entendí lo que mucha gente me ha dicho: "las fechas no son tan importantes", es uno de mis grandes errores, yo les doy una importancia magnánima a las conmemoraciones. Si los veo diario y sé que cualquier día puedo abrazarles (y lo hago aunque a ellos no les guste) y decirles que los quiero, no es asunto de vida o muerte hacerlo en Navidad. Además no era como un bicho raro, había otro invitado que tampoco estuvo con su familia y platiqué con él mientras esperábamos la hora de los abrazos y regalos. No me encontré tan incómoda después de todo, de alguna manera creo que todas las familias se parecen y están llenas de arquetipos como los de un salón de clases de secundaria. El abuelo de mi amiga me recordó mucho al mío, con el mismo velo distraído que le han ido dejando los años.

Mi madre me reclamó un poco al día siguiente, pero en el fondo sabe que estamos a mano, y que tal vez esto fue un adelanto de lo que pasará en algunos años, al menos habrá otra Navidad en la que ninguna de las tres podrá estar con ellos. Mis padres no se han preparado para quedarse solos, quiero motivarlos a que vivan estos años los que no vivieron durante el tiempo que tuvieron hijas que cuidar. Suena horrible, pero es lo que nos va a pasar a todos.

En la tarde ví de nuevo a mis amigos. Hicimos lo mismo que todas las tardes del veinticinco de diemebre: fuimos al cine. Por desgracia y terquedad de los miembros femeninos del grupo, vimos "Rudo y Cursi", creo que un programa de los que hacía Silvia Pinal tiene mejor guión. Lo que sí me gustó (naca que soy) fue ver a Gael García cantando en medio de una estética kitch la canción de "I want you to want me"...cancióncilla de letra pegajosa y sin mucha diversidad léxica, pero cómo me llegó últimamente.

Mañana (al rato) veré a mis amigas de la prepa. Ellas nos saben nada de mi estado de ánimo, y no quiero que lo sepan. Ya no quiero que nadie lo sepa (sí, ¡por eso lo escribiste en el blog!), me he dado cuenta que me gustaba más la depresión anónima. La respuesta no me la van a dar los demás, necesito su compañía, no su compasión.

martes, 16 de diciembre de 2008

Envidia

Hace poco mi mejor amiga, su hermana, y otra amiga, me pidieron suplicantes que corriera a su auxilio. Estaban montando una pastorela, y algunos de los actores que representaban a los pecados capitales desertaron a medio camino.

"Ándale, por favor, sé la envidia"

Este no es el momento para que explique porqué mis amigas montan una pastorela, ni porqué yo había participado en mi adolescencia en algunas, la última vez que "actué" en una fue en el lejano 2001.

No me sentía identificada con la envidia, otra historia sería personificar a la "ira", la "pereza", la "soberbia", o la "gula", me son pecados más representativos y confieso haberlos cometido...pero ¿la envidia?, no pensé que fuera un "pecado" en el que hubiera incurrido. Grave error.

Ahora lo sé, soy envidiosa. Si una de las facetas de la envidia es desear lo que otros tienen (otra es entristecerse por el bien, o alegrarse por el mal ajeno), tal vez de allí venga mi frustración, mi bajo umbral ante la frustración.

Yo envidio a la gente con inquebrantable, admiro que puedan creer, caer, y volver a creer, y depositen todas sus esperanzas en una frase, en una imagen. Cuando a los ciclistas peregrinos que recorren cientos de kilómetros por la en la vírgen de Guadalupe, con la ilusión de que los escuche, que una deidad los conforte, porque creen en algo que los une y los entiende, alguien a quien pueden exigirle, suplicarle, llorarle, entregársele, lo envidié. Envidio a los que creen en Dios (o cualquiera de sus formas) sin vacilar un instante.

Yo envidio la levedad, la de las personas que pueden ser desapegadas, las que no se sienten responsables de sus actos, las que se toman todo a la ligera, las que olvidan, las que superan, las que gritan fácilmente a los cuatro vientos un amor, y tres meses después gritan entusiastas otro nuevo y más excitante que el anterior, las que pueden separar el sexo del amor y la amistad.

Yo envidio a la gente que sabe lo que quiere y lucha por ello, a aquellos que al igual que un peregrino, recorren largas distancias sólo por estar con la persona que quieren, por la promesa de un amor lejano y sólo posible ante el sacrificio.

Yo envidio a la Olga del ayer (no la breeskin, no, esa no), idealista, optimista, y alegre. Últimamente he tenido que dejarla salir un poco , me revienta que me perciban deprimida y "ay pobrecita", "ya verás que pronto pasará", "pero si tienes taaaantas cualidades", "mira a %%%% él está peor " (¿porqué la raza humana parece vanagloriarse y sentirse feliz al percibir que hay alguien que está más amolado?, a mí eso me entristece aún más), entonces, esas personas que están lejos de mí no perciben tal depresión: "¡ella siempre tan bromista y parrandera!".

Envidio a la gente que a pesar de la depresión puede seguir con los planes que tenía programados y eran importantes. El no poder organizar el viaje que era urgentísimo...entre freelances chafas-encargados por zoquetes ineptos y encajosos- por los que no obtuve ni 5 centavos, trabajo de la oficina que era impostergable pero que al final no lo fue tanto y...y...y eso, de lo que no hablo claramente y sólo encripto. Me siento la basura más vil por no hacerlo, me siento egoísta, pero no de ése egoísmo que he dicho desear.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

El necesario derecho de ser egoísta

Nunca pensé decir esto con tal convicción: Quiero ser egoísta.

En casi toda mi vida no lo he sido, o no con esa intención. He sido el apoyo, consuelo, consejo, banco, celestina... de casi todos mis amigos. Hoy sé que sólo unos cuantos merecían el título. Mientras yo tuviera una fiesta, dinero, ánimo, alegría, chistosada, amigos (as) a quienes presentarles, nunca me faltó la compañía.

Cuando yo estoy de la fregada, amargada, deprimida, ausente...no hay nadie. O por lo menos nadie que esté dispuesto a abandonar su egoísmo-egocentrismo y anexas por MÍ, y me preste profunda atención, comprensión y apoyo. Sí, esto que siento y demando es producto del rencor, que a su vez es resultado de sentirme con las manos vacías. Quien diga que una persona da sin esperar recibir algo a cambio es un ingenuo. La única relación humana que funciona bajo ése esquema (idealmente) es la de madre-hijo. En todas las demás los participantes desean reciprocidad.

Mis problemas son pequeños e insignificantes comparados con las mortificaciones de la gente que me rodea. Ojalá y yo hubiera pensado así cuando me pidieron auxilio (¡oh egoísmo tardío!).

Están los que saben que estoy deprimida (porque lo estoy) y tratan de ignorarlo como la gente del siglo I evitaba a la lepra. Los que no lo ignoran, pero creen que contarme sus pesares amorosos, económicos, laborales, de alguna forma me hará sentir mejor. No los culpo, tal vez crean que una persona deprimida es el sujeto ideal para escuchar "es que seguro tú sí me entiendes"...¿En qué momento la depresión es sinónimo de pseudopsicología?.

Estoy fastidiada de las preguntas monótonas "¿Cómo estás?"...¿de verdad la capacidad léxica de alguien que estudió la universidad no le es suficiente para comenzar una conversación de otra forma?, de iniciarla con otros enunciados, me evitaría la pendeja mentira conveniente de "bien, ¿y tú?", o la rajonería que tengo 5 minutos diario cuando dejo escapar un sincero "de la chingada, y tú?".

Estoy profundamente decepcionada y me siento increíblemente sola. Sé que no he sido la persona más cordial, y en mi estado de ánimo también circula la excesiva irritabilidad, yo misma me estoy encargando de alejar a la gente. Creo que es lo que necesito ahora, estar sola, saber si puedo sentir la mínima alegría o motivación en la ausencia de factores externos. Sentirme bien sin ayuda de nadie, ni de nada. Sólo conmigo misma.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Yo, crédula

Una de las tantas contradicciones con las que convivo es la esperanza-incredulidad. Por momentos creo en algo con todas mis fuerzas, y después, con gran decepción, le aborrezco. Conforme pasa el tiempo y me canso de maldecir, intentar ser muy racional, práctica, y hasta cínica, mi estúpida fé regresa de no sé donde y todo vuelve a empezar.

Ya me canse. Con este lindo desfile de cerramiento de círculos en mi vida, ¿porqué no agregar uno más?, ¿porqué no terminar con ésta ingenuidad sacada de la pila de libros y películas que han sido mi compañia/guía de vida?. Me tienen asqueada la fé y la esperanza, a tal punto que emulo a Juliette Binoche en tres colores azul, y parezco tranquila y calmada, hasta que me meto a la regadera y las cobardes lágrimas se funden con el agua. Me fastidia aparentar alegría y buenaondez cuando hay días en los que hay más razones para llorar que para sonreir, justo como dice John Coffey en "The green mile" (Milagros inesperados, pues, cómo lloré con esa pinche película):

"I'm Tired of bein' on the road, lonely as a sparrow in the rain. Tired of not ever having me a buddy to be with, or tell me where we's coming from or going to, or why. Mostly I'm tired of people being ugly to each other. I'm tired of all the pain I feel and hear in the world everyday. There's too much of it. It's like pieces of glass in my head all the time. Can you understand?...That's how it is, every day, all over the world. "

Hace una semana estaba esperanzada en que ganara Obama. Hoy, temo en la decepción que tan elevadas expectativas pueda traer. Aquel día de camino al trabajo venía escuchando Nessun Dorma, si hay una melodía que representa la esperanza -para mí- es esa aria. Alguno de mis contactos del messenger me preguntó de quien era la frase que tenía mi nick: "Change will not come if we wait for some other person or some other time. We are the ones we've been waiting for. We are the change that we seek.", le expliqué que eran del candidato republicano a la presidencia gabacha, él no lo sabía. "¿Pues en qué mundo vives?" le interrogué. Contestó con un "es que no me gusta leer noticias, me deprimen".

Y justo aquella noche ocurrió lo del avionetazo. Fue impactante para los defeños, porque la sentimos cerca. Pero tragedias así suceden diario, en todo el mundo...recordé que los periódicos están llenos de ellas, más que de alegrías.

Tal vez sólo soy una persona triste atrapada en un cuerpo que no me corresponde.

martes, 4 de noviembre de 2008

“Son tres personas que nosotros podemos ayudar” -Convocatoria Urgente-

(la “intro” de éste post es el de allá abajito)


Hace dos años mi amiga Michele comenzó a hablarme por el messenger, preguntaba si tenía ropa o juguetes que ya no quisiera. Me explicó que una de sus compañeras de trabajo iba a llevarlos a gente que los necesitara, el asunto me interesó y comencé a cuestionarle. Lupita (la chica que hacía la colecta) llevaba siete años haciendo viajes a provincia para llevar ropa, despensa, y juguetes. Viaja en una caravana de tres o cuatro autos, va con familiares. Yo decidí unirme a Michele y acompañarlos, así habría un auto más. Encontrar el lugar parece ser lo de menos “es fácil toparte la pobreza en México, desgraciadamente donde quiera hay hambre y necesidad”, me dijo la propia Lupita días después.

Fuimos a San Luis Potosí. Ése es frío y no pedazos. Repartimos las cosas en poblaciones cercanas a la capital (no alcanzo a imaginar cómo estarán los lugares más alejados y marginados). Durante el camino me preguntaba qué le diríamos a la gente, si llegábamos y dábamos las cosas así nada más, o qué demonios teníamos qué decir, qué cara poner...¿qué tal si alguien se ofende?, ¿y si nos corren?, ¿y si no les gusta lo que llevamos?. Nada de esto sucedió, todo fue muy sencillo, la escena era más o menos similar en cada lugar. Llegamos primero a una casita con un caballo afuera, no estaba pintada, no recuerdo si era de adobe. Lupita salió de su auto y le dijo a una señora, que curiosa se había asomado a ver quien llegaba, que traíamos unas cosas para regalar y si quería se acercara a ver que necesitaba. No nos preguntó quienes éramos, ni de dónde veníamos, sólo nos sonrió y dijo un tenue “gracias” cuando desde la puerta de su humilde hogar y sosteniendo unas sudaderas y algunas bolsas de arroz y frijoles, nos vió partir.

En las demás viviendas fue más sencillo, parecía correrse la voz y fueron los niños (mitad mandados por sus madres mitad entusiasmo propio) los que corrían a los autos. Ellos prefieren los juguetes, hubo algunos que pretendían engañarnos y se formaban doble. De inmediato empezaron jugar con todo, a ponerse los suéteres, a medirse los zapatos. Zapatos. Yo casi chillé el día que no encontré ese par de precioso diseño que me encantó en Zara, y a ellos sólo les importa que puedan meter el pie. Muchos de los niños estaban con zapatos rotos (heredados de algún hermano mayor), o en el peor de los casos, únicamente con huaraches.

Me sorprendió la facilidad con la que la gente aceptó las cosas, sin cuestionamientos ni exigencias.
Yo no pensé sentirme tan magníficamente bien al hacer lo que puede ser tan minúsculo.

Más que darle algo a esas personas, me lo dí a mí misma. Y sé que tal vez no es nada, que no cambia nada, que parece no significar nada, que no se está modificando sustancialmente una vida, que no estamos revirtiendo la debacle económica. Pero es lo que pudimos hacer, y lo hicimos. Porque hay millones que necesitan ayuda, y nosotros podemos ayudar a algunos.

La cosa está en suprimir una peda, un gustillo superfluo, alguna compra innecesaria que surge únicamente por compulsión. No es nada que se sufra mucho al perder.

No sé aún a que lugar llevar las cosas (vamos, que ni siquiera tengo auto), pero sé que se necesitan chamarras, sudaderas, cobijas, suéteres, y zapatos, dicen que será un invierno muy frío. Si hay éxito con ésta convocatoria, podría sumárseles despensas y juguetes. Queremos realizarlo en este mes, en lugares donde el frío azote más feo.

¿qué dicen?, opinen, ¡¡¡éntrenle!!!
¡¡¡planeémoslo entre todos!!!

ACTUALIZACIÓN

CUANDO EL PLAN YA ESTÉ COMPLETAMENTE ARMADO-ESPERO QUE SEA EL VIERNES-, LO POSTEARÉ. PUEDEN MANDARME CORREOS A: olga.aranda@gmail.com, O SEGUIR DEJANDO COMENTARIOS EN ESTE POST CON IDEAS O PROPUESTAS DE LUGARES A DONDE IR.

¡GRACIAS!


lunes, 3 de noviembre de 2008

Ceguera

Ya alguna vez publiqué mi lista de directores de cine consumados, idílicos, adorados.
Ahora se les une Fernando Meirelles. Ganó su lugar con la adaptación del libro de Saramago “Ensayo sobre la ceguera”. Escenas brutales, vívidas, observé lo que sólo en mi imaginación tuvo manifiesto al leer el libro, la crueldad humana, el valemadrismo. Aunque ya una película dirigida por él había llamado poderosamente mi atención:"El jardinero fiel". Una obra maestra. Gracias a ella mi visión de África cambió por completo, al igual que se incrementó casi al infinito mi odio a las empresas farmacéuticas y la medicina occidental. Comienza con el asesinato de Tessa, la esposa de un diplomático de la embajada británica en Kenia. Aparte de la historia de amor llegadora y dramatiquísima, hay un par de escenas en el filme que son la médula espinal del mismo, sin llegar a ser evidentes para muchos. En una de ellas, Tessa le dice a su marido Justin (guapérrimo Ralph Fiennes), que detenga el auto para ayudar a un niño que lleva en brazos a una recién nacida con VIH y a su hermana, pues tendrán que caminar cuarenta kilometros durante toda la noche para llegar a su casa. Justin se niega y le dice “No podemos involucrarnos en sus vidas, Tessa”, “¿porqué no?” le pregunta ella con desilusión, a lo que él responde “Sé razonable. Hay millones de personas, todas ellas necesitan ayuda. Es por ello que están las agencias”.

“Sí, pero éstas son tres personas que NOSOTROS podemos ayudar”. Fue la réplica final de Tessa.

Para mí, es una de las razones de ser del arte, la confrontación con la realidad de otros, la de mostrarnos la subjetividad de alguien más y volverla propia, hacerla nuestra perspectiva. Hacernos más humanos.

En el caso de ésta película de Meirelles, el mensaje que me dejan es el de “despertar”, y coincidentemente con su última película, abrir los ojos y ver “de verdad”...Gracias, Fernando.

martes, 28 de octubre de 2008

Dejar de sentir

Si la mente nos puede engañar, el cuerpo no. La relación de ambos es casi perfecta -o patológica- en mi caso. No me había dado cuenta hasta hace poco más de tres años, cuando, noté que mis estados de ánimo afectaban mi salud. Leí notas en sitios paranormales-mágicos-holísticos-médicos. No sé si esté aceptado por la medicina occidental, pero recuerdo el dato: 85% de las enfermedades que padecemos inician en la psique.

Por ejemplo, cuando estoy triste y quiero llorar, me da gripa. Cuando hay algo de lo que quiero hablar y no puedo, estoy ronca. Cuando las cosas no me cuadran y le doy vueltas a una idea, me duele la cabeza al día siguiente. En alguna ocasión, estar indecisa entre seguir en un trabajo o cambiarme a otro me tuvo con un dolor espantoso en la base de la columna vertebral, como si no pudiera caminar. Era el primer día en la nueva chamba y el punzante dolor desapareció. Es algo distinto a ser hipocondriaca, es como si las emociones corrieran por mis venas y se proyectaran en mi cuerpo.

Hace algunos días mi cuerpo se rindió. Mi mente llevaba ya años queriéndolo convencer de que no tenía que alterarse en la presencia de él, que todo era su culpa, que el amor por él era sólo una idea, un recuerdo. Por fin dejé de sentir, besarle fue casi el equivalente a ver un mal programa de televisión, ya no hubo ráfagas de euforia, ni latir acelerado, ni esas ganas de desplomarme y gritar a la vez, nada, no sentí nada. Estoy aliviada.

viernes, 24 de octubre de 2008

Hace 70 años

Hace ya tanto tiempo, tuve muchísima suerte. Hay quien dice que en setenta años cambia un país, el mundo entero, y yo lo creo. Tuvo lugar otra guerra mundial, inventaron la bomba atómica (no se ha inventado una forma de pensar más rápido, pero sí una forma de matar más rápido), construyeron el muro de Berlín, EUA es la superpotencia y hace lo que su chingada gana se le da, surgió el rock & roll, llegaron los Beatles, se murió Javier Solís, llegaron los hippies, hubo gringos en la luna (literal), llegaron los punks, hubo devaluaciones del peso, tembló en el 85, el defe se llenó de gente y de autos, nacieron las pc's, tiraron el muro de berlín, en México se caían sistemas en la elecciones, adiós cassette-bienvenido-cd, pánico por el y2k, tiran las torres gemelas, EUA sigue haciendo lo que su chingada gana se le da, etc.

Y todo eso, lo ha visto mi papá. Hoy hace setenta años llegó al mundo para fortuna mía y de muchísima gente. El condenado se ha dado a querer con todas las personas que le rodean. Es el ser humano más noble que conozco, y es una lástima que yo no tenga ese asuntillo emocional de muchas mujeres que buscan una pareja como su padre. Para mí no hay hombre más recto y responsable que él, más leal, sin rastro de egoísmo.

Ha llegado a una edad en la que comienzo a sentir miedo, y percibo más claramente el paso del tiempo en él que en mí. Siempre vi con mucha lejanía la vejez de mis padres, tengo pánico al imaginar un momento inesperado en el que no los tenga a mi lado. Tal vez el detonante fue la reciente muerte del papá de una amiga mía, era unos años mayor que el mío.

Maldición, siempre quise crecer, y ¡oh la responsabilidad!, ¡la adultez!, ¡la libertad!...hoy añoro los días en que papá intentó infructuosamente enseñarme a andar en bicicleta, cuando me daba domingos, cuando me llamaba en diminutivos de nombres de mamíferos, y no quisiera que el tiempo siguiera pasando.

Felicidades papá (él no sabe de la existencia de éste espacio, pero no me importa), por estos setenta años de vida que han sido maravillosos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Corte informativo

Ya hace algunos años había escuchado del "amero". Sin embargo, este video me dejó espantadísisisisisisisima. Si en 1999 alguien me hubiera platicado de una teoría de conspiración que incluía ataques terroristas que acabarían con las torres gemelas para legitimizar una guerra en Afganistán, no lo hubiera creído.

Sé que lo que informa el gringuito suena alarmista y exagerado, pero...pocas cosas me sorprenden ya, mi capacidad de asombro se ha ido reduciendo mucho con los acontecimientos de los últimos años.

¿El adiós del dólar y del peso? ¿el robo más grande de la historia?...¿será?

ACTUALIZACIÓN

Soy una crédula. De pronto al ver el video todo sonó maquiavélico y factible. Como muchos sepan a esta hora, nada de eso va a ocurrir, y el señor Hal Turner es un loco fanático más. En mi defensa puedo argumentar que considero al gobierno de los Estados Unidos capaz del acto más bajo y estúpido, por ello, caí redondida a lo expuesto en el video de arriba.

Sin embargo no se puede negar la existencia de la maldita crisis económica que va a llevar al baile a Gringolandia y las Europas. Y a un lugar mucho más feo a todos los demás (gracias potencias económicas, gracias). Pero no hay de qué preocuparnos, televisa y sus "artistas", nos dicen porque no:


"Nada es más grande que nuestro corazón"- Yo sí sé de algo más grande, el bolsillo de Azcárraga, por ejemplo.

"Haciendo lo que sabemos hacer mejor que nadie"- ¿enajenar a las masas? ¿venderse al mejor postor?

Yo estoy atacada de la risa.

jueves, 16 de octubre de 2008

Entonces, la culpa la tiene ¿quién?

A Ana le dijo su niñera cubana que era culpa de Fidel. Ana es una niña de nueve años, francesa, mamona, caprichosa, odiosa, la némesis encarnada de la Mafalda de Quino. Al igual que nuestra adorada niña argentina, Ana tiene un hermanito menor que la hace desatinar con su comportamiento distraído e irracional. Ana también vive a principios de los sesentas. Ana de la Mesa es la protagonista de la película "La culpa la tiene Fidel" de Julie Gavras (sí, es hija de Costa). En estos días que es tan ad hoc hablar del sesenta y ocho, de los ideales juveniles, de las utopías económicas, lo mejor sería ir a ver esta magnífica película. Explica de manera sencilla y a la vez sublime los conceptos "comunismo", "igualdad", "pobreza", espíritu de grupo" (tan devaluado actualmente). Se descubre desde la óptica de una niña.

Ana vivía plácidamente en un mundo de cuentos y princesas, de pulcritud y elegancia. Adora la clase de catecismo en la escuela de monjas a la que asiste, hasta que sus padres se vuelven comunistas. Ana está a punto de despertar del letargo de la vida despreocupada y egoísta. Los "rojos" y "barbudos" invadirán su casa, la mente de sus padres, cambiarán su vida. La primera parte de la película odié a ésta niña, de verdad. Sin embargo, al mismo tiempo sentí una empatía hacia ella. Todos somos/fuimos como ella. Despreciamos lo desconocido, lo que llega a retorcer las cosas como las sabemos y vivimos. Encerrados en nuestra zona de comfort. Sin ver alrededor.





Hay un par de anécdotas lindísimas en el filme. En una, Ana aprende que la línea divisoria entre fuerza comunitaria y borreguismo es delgadísima -"¿Cómo sé cuál es la verdad, cuándo debo unirme a los demás y cuándo ir en contra de lo que dice la mayoría?"-. En otra, los amigos comunistas de sus padres le explican que el mundo es como una gran naranja cuyos gajos deben repartirse de forma igualitaria entre todos los países del mundo. La niña empieza a preguntarse lo que tal vez todos nos hemos preguntado alguna vez:

¿Por qué hay pobres en el mundo?
¿Quién es culpable de la pobreza?

Ahora sabemos que el comunismo no solucionó nada. Que "parece" que los seres humanos estamos condenados a traicionarnos unos a otros en un egoísmo en masa. Que el poder destruye y retuerce cualquier ideología en servicio únicamente de quienes lo poseen.

Quienes queremos hacer algo...¿qué hacemos?. Yo no confío en las A.C. El dinero que gano es justo que lo gaste en mí, en mi familia, en lo que se me dé la gana. Pero quiero hacer algo distinto con una parte de él. Y en nuestro pobre país tan amolado, tan pasado-a-fregar con crisis económicas mundiales...¿Alguna idea? ¿Alguien más tiene esa inquietud?...

lunes, 13 de octubre de 2008

Festejos cumpleañeros

Sé que hacer una fiesta de cumpleaños es uno de los actos más egocentristas de la vida. No me importa, me encanta hacerme fiestas de cumpleaños, quizás, escarbando un poco en los recovecos de mi inconsciente, todo ese gusto provenga de que siendo niña no tuve nunca grandes fiestas, ni pasteles de tres pisos, ni payasos (pensándolo bien estos que bueno que no hubo), ni más de seis invitados, vivíamos en un departamento muy pequeño y mi madre pretextaba la falta de espacio cuando la verdad era que ni mi familia materna ni la paterna son muy festivas, mis parientes directos no bailan, no toman, no nada. Desconozco de donde me sale la vena dicharachera.

En cuanto nos mudamos a una casa grande quise hacer una fiesta, pero la inminente boda de una de mis hermanas, y el hecho de que nuestras pertenecias seguían en cajas, me negó la posibilidad.

Me organicé mi primera fiesta de cumpleaños un año después (que a la postre serían mis amargos 18). Fue horrible, llegaron únicamente como 20 zoquetes compañeros de Ariadna (mi amiga de la prepa) que se invitaron solos, se dedicaron a tragar los tamales que hizo mi mamá (acabárselos) y acto seguido largarse, yo no conocía a ninguno "¿es cumpleaños de alguien?". Ñoñérrimo y deprimente el asunto. Esa fiesta tuvo como antecedente una espantosa depresión de la que me urgía salir, cosa que pensé podía suceder de un día para otro. En la universidad aún no tenía amigos, era un bicho raro que estaba callada todo el tiempo y pesaba menos de 45 kilos.

A pesar del desastre, un año después lo volví a hacer (terca-terca), esta vez ya tenía amigos en la universidad e invité a cuanto cuate/conocido/ex-compañero de la vida pude contactar. No estuvo tan mal aquella ocasión, hubo comida, música lela y algunos llevaron alcohol. A quien quiero engañar, fue espantosa de nuevo, yo no podía beber a los ojos de mis padres, todos mis amigos formaron grupitos según la procedencia, se aburrieron pronto y todo acabó a la 1 de la madrugada.

Al año siguiente (mis 19) decidí hacer la fiesta en la casa de una amiga, y además junté el festejo con Michele, así la cosa no estuvo tan horrorosa. Fué un éxito, Erika (la dueña de la casa) invitó a sus amigos y aquello estuvo a reventar. En aquellos días yo era una niña sonsa que no toleraba ni un trago de cerveza...Ésta fue mi fiesta sin ser mi fiesta.

La llegada de los veintes fue mejor. Me emborraché con dos chelas y terminé abrazada a un árbol. Hubo mucha asistencia, mayoritariamente uameros. Es casi todo lo que recuerdo, aparte de ver al Rod vomitando unos arbustos (que no eran los mismos que abracé, mi pedez no era tanta). Dicen que en algún momento de la fiesta grité que iba a repartir besos a todo aquel que fuera soltero (borracha-borracha pero siempre respetuosa de lo ajeno). Creo que besé a dos antes de que mis amigos me arrastraran a una recámara a proporcionarme aspirinas y sermonearme con que *esa* no era yo. Infelices.

El veintiuno cayó en lunes y yo era una pobre recién graduada sin medio centavo buscando un servicio social no-esclavizador. Mis padres al día siguiente de terminar la carrera me quitaron todo subsidio, sobrevivía de las limosnas que con lástima y misericordia infinitas mi hermana mayor me proporcionaba. Los veintidós la pasé en chinga trabajando como mula en un proyecto de la UAM y Conacyt (mi primer trabajo-trabajo), así que sólo fue la banda del taller a mi casa a comer tacos al pastor que compramos previamente, pues ese día nos dimos el *lujo* de salir temprano de la chamba...a las once de la noche.

Los veintitrés son recordados por todos como LA FIESTA. Con recursos económicos suficientes hubo chupe, música, y comida hasta el amanecer. Ahora sé que caben más de 100 personas en mi casa. Mis amigos de la secundaria, preparatoria y universidad se reencontraron, los del trabajo asistieron a la primera fiesta comunitaria y todo el mundo fue feliz. Menos yo, a continuación una serie de enunciados incesantes y reincidentes que me dediqué a atender prestamente con la cara más amable que tengo. En otro color está lo que yo pensé (pero no dije) en aquellos momentos.

“Dónde esta tu teléfono” Te acabo de ver hablando por tu celular, encajoso del mal
“¿Tienes un trapo?, ya tiraron chela¿con una sóla chela ya andan perdiendo el equilibrio? ¿qué son? ¿niños de 6 años?-algo que nunca entenderé, ¿porque hay un piso limpio y de inmediato hay una imperiosa necesidad de ensuciarlo?
“ ¿dónde esta el baño?” seguro que no está en la cocina
“¿puedo dejar mi chamarra y la bolsa en tu cuarto?” ¿podrás?
“oye, explícale a mi amigo cómo llegar, te lo paso” ¿y el croquis que mandé te lo comiste?
“no hay lugar en tu calle, ¿dónde se estacionan mis amigos, si es seguro por aquí?” ¿tengo cara de valet parking?
“dónde hay más refresco?” ¿en el oxxo?
“¿dónde compramos chelas?” ¿en el oxxo?
“dónde está el oxxo?” Está a dos cuadras, sobre miramontes, ¿cuántas veces lo tendré que decir????
“creo que tu gato se escapó” ¡----! (infarto cerebral)
“esa vieja me tiró intencionalmente la chela en el hombro” deja de bailar como loca desaforada y seguramente no le tirarás la chela a nadie
preséntame a tu amiga la de rosa ¿no?” es la misma con la que te besuqueaste hace dos meses, idiota
“ ¿no tienes de otra música?” No, por desgracia toda es audible
“¿por qué no pones algo pa'bailar?” porque aquí mando yo y aún no tengo ganas de bailar
“¿por qué no ponen algo más rockeron?” porque justamente, lo acabo de quitar, gracias por llegar a querer hacer TU fiesta a la 1 am
ármate la vaquera para la segunda ronda” ármala tú, inútil, yo estoy buscando a mi gato
“creo que alguien vomitó afuera” No me quieras engañar, sé que fuiste tú
“El baño está está asquerosísimo, puedo ir al de arriba?” Sí, anda, ensúcialo también, ardo en deseos de limpiar doble

La casa quedó hecha un asco, y mi madre me hizo limpiar el baño, que estaba como de terminal de autobuses del sur. El grado de éxito de una peda es directamente proporcional al grado de cerdez que deja en una casa.

Antes de cumplir los veinticuatro años, toooodos mis amigos estaban muy insistentes preguntando que cuando era la “Magni-Chesta”. El caso es que ese año más que ganas sentía OBLIGACIÓN de hacerla. Mis padres me mandaron directito a la fregada en cuanto mis labios esbozaron un *ya se acerca mi cumplea...*. Así que busqué otra ubicación. No sé cómo me pareció buena idea un terreno en Xochimilco. El chiste me salio como en $4000 pesos, había que encarparlo porque es época de lluvias, rentar bocinas, mandar hacer los tamales (en mis fiestas siempre hubo tamales mmmm), comprar algo de chupe, etc. El imbécil que me rentó el terreno no lo cerró completamente y nos moríamos de frío. La novia ebria de un cuate tiró mi ipod y le fregó el lcd (después me compraron uno, pero casi me da un infarto) en ése momento dejé de tomar del pinche coraje. En fin, me libré de andar como guía de turistas en mi propia casa y de tener que limpiar bascas y quien sabe qué más...

El año pasado fui menos espléndida. Una amiga me dijo de un bar dónde podían rentarme la parte superior exclusivamente para mi fiesta. La cerveza estaba en 15 pesos, y en una locación, digamos, *céntrica-sureña*: entre insurgentes y barranca del muerto. Sólo tuve que pagar una botella y listo. Todo iba bien hasta que me dí cuenta que era un lugar fresa a más no poder. El Dj puso todo el pop del momento que estuvo al alcance de sus pueriles manitas. Tres veces le llevé el ipod exigiendo que toooda la gente de la zona de arriba (4/5 partes de las personas que había en el lugar) quería escuchar otra cosa. Ponía dos rolas y regresábamos al mágico mundo RBD. Quise vomitar pero sin una gota de alcohol ingerida, pues algunos de mi confianzudísimos amigos tuvieron a bien acabarse una botella de vodka (la que había comprado para reservar) en media hora.

Algo me dice que soy masoquista de fiestas, prefiero que los demás se diviertan en mi lugar, soy excesivamente servil, me preocupo de forma exagerada por los demás, me estreso. Padezco algo que podría denominarse “mal del hobbit”/“complejo Bilbo Baggins”. Mis fiestas me gustan, pero suelo encontrarles más defectos que virtudes, y me quejo a morir ya pasado el tiempo, en cambio, mis cuates hablan maravillas de tan magnos eventos sociales y esperan ansiosos el del próximo año.

Supongo que el recuerdo de aquel reventón de los veintitrés es lo que me hace querer seguir reuniendo gente en mi nombre. Todos sabemos que un cumple es un puritito pretexto, una fiesta garantiza a los asistentes poco desembolso económico, inmediata admisión al lugar (no hay cadeneros ojetes), y si se puede y la anfitriona es buen pedo, o atarantada como yo, comida gratis.

Ser el centro de atención y que todos te abracen y sean ridículamente amables me encanta, es la única vez en el año que tengo el incuestionable derecho a hacerlo. También reconozco que me gusta que me canten las mañanitas, los brindis en mi nombre, ver a todos mis amigos juntitos siendo todos tan distintos y lejanos unos de otros.

Tal vez ya no organice fiestas como aquellas, soy vieja. Lo que es prudente en gente de mi edad es convocar a los amigos en un bar y tan-tan. Por eso este año decidí hacerlo así. Mi único problema fue que, al ser la primera en llegar y sentirme liberada de dar indicaciones y andar de mesera, tomé muy rápido y desde temprano. Sí, por segunda vez me puse peda en mi cumpleaños, aunque ahora, seis años después, no puedo argumentar una falta de experiencia en el supremo arte del beber. Lo que es aún peor...no recuerdo casi nada. Al igual que los otros años, ellos dicen que se divirtieron mucho...

jueves, 9 de octubre de 2008

El narcopriísmo es lo de hoy

Estoy muy molesta y desilusionada. Aunque se presuma que en las elecciones del domingo reinó un ambiente pacífico y con un número reducido de anomalías, la realidad es que la jornada electoral se vivió con tensión. La siembra de miedo y los actos de amenaza lograron su propósito, el daño ya estaba hecho. La gente salió a votar por candidatos apadrinados por el narcotráfico, mayoritariamente los abanderados del revolucionario institucional, no hubo necesidad de robar urnas o embarazarlas. Guerrero, un estado en el que siempre la violencia ha estado presente, se caracterizó por ser uno de los bastiones primigenios y más importantes del PRD, y es donde el fin de semana, el PRI recobró el lugar de primera fuerza política.

El lugar donde me encontraba fué uno más de esos municipios en los que el PRI recuperó la alcaldía. Sentí rabia al no entender cómo es que la gente votó por un corrupto que se enriqueció hace diez años cuando fue presidente municipal por primera vez, y que en ésta campaña se vendió al narco. ¿"Cada país tiene al gobierno que merece"?. La “victoria” la obtuvieron en las comunidades más pobres y marginadas del municipio, donde el padrón está integrado por no más de sesenta personas, donde pagaron dos mil pesos por voto. No sé, tal vez tenga que ver también con las altas expectativas: con el PRD no vieron el cambio mágico que esperaban (en 3 años), seguramente a unos cuantos les pareció mejor regresar al diablo conocido. A esto hay que agregar que dos días antes de la elección, algunos sujetos descargaron en el zocalito varios cartuchos de grueso calibre durante la madrugada.

Uno de los habitantes del pueblo (la cabecera municipal) me platicó algo que ignoraba del narcotráfico en la zona guerrerense. Es la principal del país y ocupan mayoritariamente a niños y jóvenes en la recolección de la *goma* de la amapola, pues sus dedos son más delgados y se les facilita...¿la educación básica?, bien, gracias.

La casilla de la cabecera municipal...los del ife me regañaron por tomar fotos (¿?)

Una cuidad vecina: Teloloapan, hasta su madre de policías cuidando la elección

El miedo no anda en burro, así sale el ejército a tirar la basura

Teloloapan, casilla junto a la carretera

No me sorprendería que esto ocurra en todo México. El PRI es un gigante dormido. Que en los últimos años no sepamos mucho de ellos y se muestren como un partido "pacífico", "unido" y bien organizado (o por lo menos sin divisiones notorias) no significa que esté renovado y haya logrado quitarse todas esas viejas mañas y tranzas del pasado. El PRI siempre va a ser el PRI. El asquero, autoritario, represor, comprador de votos (siempre me ha reventado que se usen los programas sociales como medio de compra de votos...ahora creo que es la forma menos culera de hacerlo), ladrón. No es algo que se deba olvidar. Sé que ni el PRD ni el PAN han sido ejemplares en su gobierno, pero parece que se olvidó muy fácil setenta años de los malos/malísimos mandatos del tricolor. Lamentablemente los otrora partidos opositores, se han enfrascado en guerras internas y divisiones que sólo les han acarreado perder el espacio que tantos años (y vidas) les costó ganar.

Tal vez sean mi enojo y desilusión son los que me hagan parecer tan parcial...pero...¿aliarse con el narco?, es demasiado.

lunes, 6 de octubre de 2008

Gracias a la vida


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco, (tal vez no tanto)
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo, (aunque sea poco común)
cuando miro el fondo de tus ojos claros.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.


Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Hoy es mi cumpleaños, el día está hermoso. Regresé ayer de un viaje corto, pero harto ilustrativo, lleno de recuerdos, nostalgias, alegrías, tristezas. No puedo más que agradecer (no sé a quién, a quiénes o a qué) el poder disfrutar cada día de la vida. Posteo la canción "Gracias a la vida", pues casualmente le gusta mucho a uno de mis tíos, y la veníamos escuchando en la carretera frondosísima, verde, maravillosa, de Guerrero. La escuché mientras veía esos paisajes que tanto adoro...




Últimamente me he dado cuenta que tengo muchísimas cosas por hacer, y hoy que comienza este nuevo año de mi vida, estoy impaciente por llevarlas a cabo. Quiero ser más alegre, más optimista, vivir con menos miedos, con mayor fluidez, sin ataduras, sin prejuicios.

El año que ha terminado me ha dejado mucho, nuevos amigos, a los que agradezco tremendamente esos pequeños ratos de felicidad, risas, anécdotas, y pláticas ingeniosas.

Y a los que han estado conmigo desde hace algunos ayeres, de nuevo gracias, por soportarme, por seguir formando parte fundamental de mi existencia, porque son ustedes los que mejor me conocen, y los amo.

Cada año parece pasar más rápido, pero no por eso menos sustancial.

Gracias. (aunque luego ande renegando...)

miércoles, 1 de octubre de 2008

Mi México chico, Infierno grande

El 5 de octubre habrá elecciones en Guerrero. Se renovarán diputaciones y alcaldías (presidentes municipales, pues). Mi familia, enterita, es de un pequeño (pequeñísimo) pueblo al norte del estado. Carente de grandes atracciones turísticas o industria, el sostén de muchas familias son las remesas, la siembra, el ganado, el mini-comercio, entiéndase pues que no es un municipio importante en el aspecto económico, ni en otros. Es un lugar alejado, del que guardo algunos de los mejores recuerdos de mi vida y los amigos más sinceros que tuve: los de la infancia. Desde niña ir a ver a los abuelos al pueblo representaba el más divertido y regocijante de los escapes, a mi llegada se corría la voz, y una veintena de niños de todas las edades corrían a recibirme. Era algo así como su "Wendy", les ponía juegos, les contaba cuentos.

Éstas fotos son como de hace 7 años, las tomé trepada en el tejado de la casa de los abuelos con una ya prehistórica cámara digital.

Con un chingo de zoom, una de las secundarias del pueblo, sólo hay dos

Las fotos están retepinches, en comparación con lo chingón del paisaje

De aquí se ve parte del techo de la casa abuelezca, la tiendita de la esquina, y lo que no falta en un pueblito: la iglesia

Es un lugar lleno de carencias. Donde había visto a la gente más pobre (y lo peor, hoy sé que no es la gente más pobre del país). A raíz de que muchos de los habitantes han migrado al gabacho, los campos están semi abandonados (cosa que sucede en muchas regiones de México), sin embargo, el campo que aún produce no genera maíz o frijol o frutas y verduras de la región, no eso ya no. Ahora es mota y amapola.

Resulta pues que se ven Hummers por las calles, gente foránea portando cuernos de chivo (las armas), e impera un ambiente de miedo. Sí, son los narcos (no es nomás porque las hummers sean el vehículo más horroroso y estúpidamente caro que haya visto-sin tomar en cuenta su *seguridad*-). Y en lo que antes era un lugar apacible, hoy sólo se respira temor y servilismo. Hay un interés desmedido e ilógico en ganar la presidencia municipal, como nunca lo hubo. Se están comprando votos hasta en dos mil pesos cada uno...¿de dónde sacan los raquíticos partidos políticos regionales tales sumas de dinero para la compra de votos?, ¿dónde quedaron los 200 pesos que el PRI “regalara”-tan de buena fé- hace tres años?, pues sí, de nuevo, del narco. El narcotráfico está detrás de las campañas políticas de un gran número de candidatos, como benefactores y padrinos. Y ha cobrado ya una víctima. Tal vez sea difícil de comprender para nosotros los defeños el miedo y la histeria que provoca el narcotráfico en provincia.

No polemizaré con el tema de las drogas. Lo que de verdad me jode es la violencia y cómo se manejan las finanzas y ajustes en el narcotráfico. Estoy lejos de entender si su legalización -en nuestro Méjico taaaan Májico- sea la solución a la mafia deshumanizada y canicera que nos ha colmado el plato. Además, teniendo a Estados Unidos de vecino, pffff, la legalización me parece el más pacheco de los viajes.

Yo conozco (y aprecio mucho) a uno de los candidatos a presidente municipal de ese pintoresco pueblito guerrerense. No tiene vínculo alguno con narcotraficantes, e inclusive, aunque lo perjudicara, se negó a aceptar el apadrinamiento de ellos a cambio de “favores” post electorales. A pesar de tener el mayor número de simpatizantes de la región, algunos de ellos están dudando en votar por él porque tienen miedo de lo que el narco pueda hacerle si no coopera con ellos (cosa que no hará). Ni siquiera es alguien con carrera o mañas políticas, es un médico veterinario con esas ganas que tenemos muchos de hacer las cosas de forma distinta, que se hartó de ver despojos e indiferencia de su gobierno.

El otro candidato es el que está recibiendo todos los beneficios ecónomicos por lamerles el culo a los comerciantes de estupefacientes (¿se nota que ya me cansé de escribir la palabra narco?), ha sido presidente municipal del mismo lugar hace dos legislaturas (no tenía idea de que éstos se pudieran reelegir pero no de forma consecutiva), sospechosísimamente después de ello resultaron entre sus propiedades camiones de volteo, maquinaria millonaria, y varios “terrenitos”. Adivinen de qué partido político es uno y de cual es el otro.

De momento me parece como un poco, nomás tantito, la historia del país entero, pero en versión chiquita. México chiquito. Y estoy preocupada.

martes, 30 de septiembre de 2008

Gélido regreso

La ciudad es maravillosa, pero yo quedé enamorada de la playa. Yo, que siempre había jurado que no era lo mío, que "qué horror cuánta arena", que es imposible nadar, que el calor era apabullante.

Podría definir mi viaje como "Cuenta conmigo" -en la playa- región 4, con los/las protagonistas más creciditas nomás en edad, pero cuasi igual de babotas que Gordy Lachance, Teddy Duchap, Vern Tessio, y Chris Chambers (que era el papel de River Phoenix, yo optimista y gandallamente digo que por equivalencia es el perfil que me correspondería ¡ja!). Es que nos pasó de todo, reímos, lloramos, nos peleamos, desafiamos mil peligros.



(sobretodo porque River Phoenix -tan bello que era- y yo lloramos igualiiito)


No me acostumbro al clima que nos rodea estos días: frío, lluvioso, propicio al moqueamiento. Tengo un síndrome del jamaicón a la inversa: nostalgeo con las vacaciones, quiero ir a comer tacos de camarón, meter los pies en tibias y transparentes aguas, hacer como que nado con pececillos "Dori", tomar chela en el desayuno, la comida, y la cena, hacerme pendeja dizque "filosofando" mientras veo el preciosísimo mar del Caribe, andar caminando por un pueblito en bikini y que no me provoque vergüenza ni desconfianza alguna, tomar fotos hasta de bichitos, viajar en los taxis y platicar con los choferes que tenían acento yucateco y nos hablen de las "bombas" que se se les descomponen a sus autos (¡nos pasó 2 veces!), comer panuchos, cantar en las madrugadas (mientras voy de una ciudad a otra) rolas de José José, Lupita D'alessio, Roberto Carlos, otros cantantes setenteros cuyo nombre no recuerdo pero me sabía las canciones al dedillo, Los tigres del Norte, cantaba lo que trajera de soundtrack el taxista en turno, hice de nuestros recorridos en taxis un jolgorio-karaoke.

¡Quiero regresaaaaaaaaaaaaaaaaar!

Me dí cuenta que en la playa la vida es más sabrosa. Y que no soy alguien sólo de pueblitos y paisajes montañezcos.

En el Defe estoy helada, medio triste, medio alegre, a medias.

Los post-reseñas son harto largos y descriptivos. No sé si subir fotos de su servidora. De regreso, me topé en el werapod (mi ipod, pues) una rola de Dido, que pensé expresaba perfectamente mi sentir: Sand in my Shoes. Ya me dí cuenta que nomás me debería quedar a la mitad. A medias.

martes, 9 de septiembre de 2008

¿Qué será del D.F. sin la Defe?

A veces he pensado en cambiar mi nick por *defectuosa salitrosa*. Si algo va salir mal, no va a resultar ó se va romper, tuve que ver. A veces soy muy torpe y le echo la culpa a una nube maligna que debe rondar mi persona todos los días y a toda hora, lo que es peor, a veces de verdad siento que hay una confabulación de energías universales para amargar mi destino. A pesar de que me digan que hay más probabilidades de morir por viajar en el lomo de un burro que por tomar un avión, yo no lo sé a ciencia cierta. “¿Porqué habría de pasarte a ti?”, yo salgo siempre con la contra pregunta “¿y porqué no?”, bien positiva ésta chica.

Tengo miedo a volar en avión, nunca lo he hecho, y mañana, es decir al rato, estaré trepada en una de esas aves metálicas todas contaminadoras y escandalosas. Y tengo miedo, ¿qué tal si no tiene falange izquierda (chiste pa fans de friends)?...

La otra opción es que a veces puedo ser terriblemente egocéntrica y por eso creo que las calamidades externas son, fueron, serán por y para mí. Cómo el tráfico, y la ilusión de la fila de al lado avanza más rápido, la cajera lenta o torpe es la que me atiende, justo cuando salgo de la oficina empieza a llover, y justo el día que no llevo paraguas y justo cuando llevo los zapatitos beige de gamuza...

También he pensado que el miedo a volar pueda tener un orígen más arraigado en mi psique. No sé, tal vez sólo pase y ni cuenta me dé y tan feliz. Ó tal vez haga un “Marge Simpson” en el aeropuerto.

Voy a la playa, al paraíso donde vive (hasta la próxima semana) mi amiga Ariadna. Será una travesía especial, por que por primera vez después de diez años de amistad, mis cuatro amigas de la freseis y yo viajaremos juntas (ahora que lo pienso es como una forma de festejar), y por que será para despedirnos de Ariadna (a quien cariñosamente adjudicamos el sobrenombre *tontita*) que se marcha a España a estudiar la maestría. Ahorita ya lo digo muy contenta, pero la idea de despedir a mi amiga en aeropuertos cada dos años y saber de su vida por messenger no termina de satisfacerme...la otra es que no soy muy fan de la playa por culpa de mi piel, me pongo rojísima y nunca me pelo, entonces ando por el mundo como de colores: Rojo, rosa, morado, quemado, etc. También me choca planear cosas y hacer itinerarios, soy más de “ahorita se me antoja tal”, y ¿cómo puede uno reservar via web, con qué seguridad?, si no confío ni en las fotos de los menús de los restaurantes, mucho menos en las fotos de las habitaciones de hoteles. El año pasado fuí a Acapulco al hotel...chale no me acuerdo cual, pero era de esos que son cadena y hay mil ocho mil en el país, de 5 estrellas. En la habitación descubrimos cucarachas. Por eso soy más de la idea de ir, ver el hotel, y decidir en la marcha.

También le tengo miedo al mar (chale, qué pinche miedosa soy), no sé nadar. Alguien me dijo que tengo que aprender, no por que sea necesario, dado que mientras no me acerque al agua no corro peligro, sino para aprender a no querer imponer mis ideas y control sobre los asuntos de mi vida en los que no decido yo. Esa persona me dijo que era muy *mental* y que mi constante (y castrante) ir y venir de ideas no me dejan soltarme y dejarme llevar por la corriente...

Ayer por la tarde fui de compras y sufrí. ¿Quieren ver como enloquece una mujer y se instala en un mal humor cuando va de compras?, llévenla al área de trajes de baño. Qué suplicio más abominable. Pocas veces me he quejado de mi peso, soy delgada, no flaca, el haber practicado de niña/puberta un deporte de algo me sirvió, el ser vegetariana también, pero qué horror, qué fatal me siento en traje de baño, cosa que no sucede con ningún otro tipo de vestimenta. Los hombres la tiene taaan fácil con eso. Es que parece que todos los jodidos trajes de baño para mujeres estuvieran diseñados para que a la de a huevo tuvieran que verse *sexys*, vamos, hasta lo nauseabundos en colores y estampados parecen gritar “quiero verme sexy y que me voltees a ver”. Me compré los que pienso, creo, no me hacen ver mal ni llaman la atención, y dicen “yo vengo a disfrutar la paz de estas playas”, pasar desapercibida, pues. Chale, ¿porqué tantas mujeres tenemos esas inseguridades tan horribles con nuestro físico? (nota bloguera: tema para otro post).

Ni modo, pasaré el grito en plena playita, con sol, arena, mar, música lánguida y sensual...Ojalá y no se agarren mucho del chongo nuestros políticos con lo del grito. Es una tradición Porfirista (que se lleve a cabo el día 15 en la noche), no sé qué tanta pelea con eso si la historia oficial de la Sep ha satanizado tanto-tanto a Díaz (era un cabrón, pero ¡qué cabrón!), ya, regrésenla al 16, o que uno grite el 15 y otro el 16 y tan tan. ¿Se han fijado que cada presidente da el grito según cómo está su sexenio?. De de la Madrid no puedo opinar porque apenas lo recuerdo, Salinas de Gortari con más enjundia que lo que su delicada y esmirriada voz nos hicieran suponer, es que estuvo actuando todo el tiempo el muy culero; Ernesto Zedillo lo hacía fatal, hasta nervioso, sin ganas, muy “X”; Vicente Fox...tan grandote y tan chillón, se le salían los gallos, ¿no que mucho vozarrón?, y con la Marth'ita ahí, tan cerquita, casi calléndose del balcón; y...y... ah sí, Felipe Calderón...este...ejem...¿ha dado algún grito?...

Vuelvo en un parpadeo...

domingo, 7 de septiembre de 2008

Mexicanos al grito de paz

El sábado 30 de agosto asistí a la marcha. Pero para qué, *si no sirve de nada, no vale la pena, no solucionará la situación de forma tajante, la provocó la muerte de un rico, sólo es de fresas, es una marcha panista... bla, bla, bla*.

Antes que nada yo no creo en ninguna de las razones anteriores. Hace cuatro años, me fue imposible asistir, y recuerdo que muchos argumentaron lo anterior, ésta vez quise comprobarlo con mis propios ojos.

No creo que sea una manipulación mediática con el fin de una cortina de humo para la reforma energética (después explicaré el porqué pienso esto). Ya desde hace DOS AÑOS no pasa un mes sin que me entere de asaltos, robos, secuestros, extorsiones teléfonicas, que han sufrido compañeros de trabajo, amigos, familiares, yo incluída. Tan sólo en el mes pasado se robaron a punta de pistola una camioneta de la casa de al lado (no era la casa de la mata-jacarandas, chale), supe de dos secuestros (uno express, por desgracia el otro sigue en curso). No, ninguna de las víctimas son millonarios ni empresarios ni políticos. Es por eso que la marcha tuvo tal concucurrencia, por que el caso Martí es la gota que derramó el pinche vaso del hartazgo. Y si sólo la muerte de un rico hace tal eco, considero que podría aprovecharse tal situación para atraer atención mediática o gubernamental. Sí, sería más auténtico si todo esto surgiera por la muerte de un Juan Hernández, pero no le pidamos peras al olmo.
Me pareció interesante que alguien llevara puesta tal camiseta

Me enteré de la movilización por el facebook y sin saber de quien era la iniciativa decidí asistir, por el simple hecho de que estoy hasta la madre. Después hubo otra convocatoria, los ánimos se aumentaron y se fijó una única fecha. Empecé a dudar cuando leí que una *célebre actriz* (a la que vería al finalizar la macha de mano de su achichincle y otros lacayos pronunciando sus muletilla favoritas: *manito* y *mijo*) suspendería una función de la obra de teatro que produce para asistir, escuché (es que existe la mala costumbre en casa de tener la tele prendida en las mañanas aún después de las noticias, como para que haya ruido, pues) a los conductores de asquerosos e insultantes programas matutinos apuntarse al evento e invitar a sus pobres espectadores...pero me dije *no está mal, finalmente entre más gente mejor, y es algo que afecta a TODOS*, no tendría porque molestarme en estar en el mismo lugar que ellos si exigimos lo mismo, si nos afecta igual.

Al día de hoy me resulta triste saber que muchos consideran una pendejada asistir a una marcha, que las califiquen con colores partidistas y que se mofen de los reclamos ahí expuestos. La mayoría de dichos detractores vivieron eso hace dos años cuando marcharon en las asambleas de AMLO. ¿No es irónico que ahora se burlen de esas manifestaciones?,
¿o será que sólo a los panistas los asaltan/secuestran?... la idea de que únicamente a un estrato social le pegara el hampa sería benéfica (mientras no nos tocara a nosotros estar en ésa posición) pero irreal. No hay ni para dónde hacerse.

Llegamos al metro Hidalgo a las seis en punto y ya desde ahí se veía Reforma lleno y Av. Juárez también. Caminamos a la Glorieta de Colón (tan albureable apellido, ¡caray!) y como amenazaba una probable llovizna decidimos incorporarnos a partir de ahí. Vi de todo. TODO. Gente bien fresa, estudiantes, viejitos, niños, familias, parejas, gente muy humilde, unos rastafaris, indígenas, güeyes con cara de jefes de oficina, gente triste, gente enojada, gente sonriente . Yo no podría categorizar la marcha en mayorías, vi a representantes de toda la jungla defeña, toda ella, y ya sé que lo estoy recalcando demasiado, caminando lado a lado, codo a codo (esto me recordó al recientemente fallecido Gilberto Rincón Gallardo...él usó un verso de Benedetti en uno de sus discursos durante su campaña presidencial del 2000: “y en la calle codo a codo, Somos mucho más que dos” ) . Vi enojo. Vi miradas de comprensión y entendimiento como son las miradas entre los que se saben enfermos de la misma dolencia. Conforme nos íbamos acercando a Eje Central, empezaban a escucharse tímidos aplausos y gritos de *México, México*. Se suponía que era una protesta silenciosa, pero encuentro difícil que un mexicano pueda llevar a cabo tal tarea, y más aún, cuando siente que tiene mucho que reclamar.
Yo concuerdo, que se vayan todos, toditos.
Yo iba cuasi como espectadora curiosa y empecé a contagiarme (se llama euforia colectiva, ya lo sé) con el enérgico enojo y descontento que me rodeaba, dejé de pensar en todos los contras de la marcha (lo que acoté al principio del post). Al llegar a Madero empecé a gritar y es más, a promover, el que creo debió ser, el *eslogan* de la movilización: “Si no pueden, que renuncien, renuncien, renuncien”. Fue catártico (quedé ronca).
Me emocioné con estas dos GRANDES ideas
Ya en el Zócalo los gritos y consignas se espaciaban, como quien carga baterías para el momento cumbre. Sin embargo, me tocó escuchar unos “Fuera Marcelo, fuera Marcelo” -¿no que no era partidista cabrones?-, afortunadamente eran pocos los que lo coreaban y sólo fue en un par de ocasiones (también hubo contra Calderón). Con todo y que este tipo no es de mi agrado (cómo ya ningún político lo es), está lejos de ser el único responsable de la inseguridad en la ciudad/país, se me hizo una estupidez fuera de lugar salir con grititos así. En mi opinión somos todos culpables. La clase política por carcomida, podrida, y corrupta. La sociedad civil por dejada y apática.
A este señor lo vi con el brazo en alto sosteniendo el S.O.S. desde Metro Hidalgo

Nunca había cantado el himno en el Zócalo. Nunca lo había escuchado con tantos ánimos y enjundia. Nunca lo había escuchado en tantas voces. Me inundó el sentimiento patriótico (quiero pensar que no patriotero), creía que tal fervor sólo lo provocaba la decepción -es decir- la selección nacional en el mundial de futbol, qué maravilla saber que no siempre es así, qué tristeza el motivo.
¿He dicho que no puedo usar mi cámara?, estúpidamente hace unos meses perdí el cargador de la batería en un taxi, el chiste cuesta 1000 pesos (¿por un cargador de batería?, estúpida sony), tomé muchas fotos, pero con las cámaras de mis amigos, éstas son algunas que me han mandado por mail. Aunque borrosa y mal enfocada, esta foto me recordará al Zócalo de ésa tarde.

Le faltó cabeza (líderes, pues,) a la marcha. Le faltó alguien que aterrizara de manera concreta el reclamo de la multitud. Y no me refiero a los que la convocaron (que según esto no son de ningún partido y bla bla, pero uno nunca sabe para quien trabajan), o algún artistilla televizco ó el propio Alejandro Martí. No sé quien hubiera sido idóneo para dicha tarea, sólo sé que eso fue lo que le faltó, no encuentro lógico venir a enterarme de las peticiones vía periódicos y medios electrónicos y no de viva voz en la mismísima protesta.

Vi carteles muy tristes, donde había reclamos añejos y retratos de ausentes. Un escalofrío recorre mi espalda, soy incapaz de percibirme como alguien que saldría adelante después de una tragedia similar.


Lentamente fuimos abandonando el Zócalo, para nuestra sorpresa, por todas las calles que desenbocaban a la plancha seguían llegando contingentes, dicho de otro modo, la plancha se vació y se volvió a llenar.

Es una pena que todo el cirquete que armaron nuestras amadísimas televisoras dejen en muchos un mal sabor de boca, desconfianza, y mofa. Cuando debería ser motivo de gozo el que algunos mexicanos logren salir de la apatía, que no sean acarreados, y que están dispuestos a seguir con otras medidas para obligar al Estado (cosa que idealmente no debería pasar) a hacer bien su principal tarea: garantizar la seguridad a sus habitantes mediante el cumplimiento de las leyes. En repetidas ocasiones he dicho que me parece injusto que se culpe a la pobreza de los delitos, cuando sólo es un factor. ¿Por qué hay ladrones, secuestradores, asesinos?. La respuesta la dejaron Ramón Mier:

“Pregunta:
¿Porqué se lame el pene un perro?

Respuesta:
Porque puede.

Algo parecido sucede con la delincuencia. El delincuente roba, asalta, extorsiona, secuestra y asesina porque puede. Porque sabe que lo más probable es que su crimen quede impune.”

y Chilangelina:

“La razón no es la falta de solidaridad social, la razón desde mi punto de vista es una sola: IMPUNIDAD.
Tienes razón, los que roban no lo hacen por hambre; lo hacen porque la persona a la que le roban no hace la denuncia (te apuesto lo que quieras a que tu amigo no la hizo); porque cuando la gente hace la denuncia difícilmente los detienen, y porque cuando los detienen, acaban saliendo libres (entre otras cosas, porque no hay otras denuncias con las cuales puedan sumar delitos y sentenciarlos). En México se castigan solo TRES DE CADA CIEN delitos.”


Ambos fueron comentarios del post en el que relaté los asaltos que sufrieron dos amigos míos, donde me enteré de más bajezas y ojeteces de la mafia. Donde empecé a dilucidar lo hartos que estamos todos por que no hay sanciones, por que no hay denuncias, por que no existe siquiera una probabilidad medianita de que les atraen, les castiguen ejemplarmente, mucho menos de que les readapten.

Ladrones hay, pero hace dos décadas no eran con la violencia de hace siete años a la actualidad, oír de un asesinato era inconcebible (exceptuando los *pasionales*). ¿Alguien recuerda la horrible anécdota del estudiante de 17 años asesinado por quitarle su celular?, ¿quién organizo una marcha por él?, nadie, ni tú ni yo. ¿Por qué? por falta de convicción y difusión, algo que el caso Martí sí tuvo, por tratarse del hijo de un empresario. Es muy injusto que sólo así se exija justicia, pero es un asunto en el que todos tenemos la culpa pues nadie organiza movimientos y protestas por esas víctimas anónimas, aquel al que le parezca ingenuo reclamar por secuestros, asaltos, violaciones asesinatos, quédese tranquilo en casa. No salga a las calles. Nunca.

Ojalá no sea de nuevo llamarada de petate...